El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) reúne cada año a personajes famosos en un evento benéfico para apoyar el presupuesto anual de la colección de su Instituto del Traje. Así, desde 1948, The Costume Institute (llamado actualmente Anna Wintour Costume Center) organiza The Met Ball, una gala en la que las personas invitadas visten según un tema elegido acorde con su exposición principal.
La gala del Met es la ocasión perfecta para poner en marcha la maquinaria de la moda internacional. Equipos creativos trabajan meses antes para poder presentar una propuesta acorde: estilistas, diseñadores y maquilladores, junto con todo tipo de personas que se encargan de asesorar, organizar horarios y atender necesidades varias.
El macroevento sirve como homenaje, como escaparate de nuevas colecciones de moda o como recordatorio de piezas olvidadas; es una mezcla entre producción, historia y arte. Pero también es la oportunidad perfecta para demostrar cómo la industria textil puede mejorar su impacto, a través de materiales, conceptos y comunicación.
«La gala del Met es una oportunidad de mostrar tendencias textiles, repasar la historia fuera del museo y crear conversaciones complejas»
Las temáticas inspiradas por las exposiciones dan pie a presentar diseños innovadores o recrearse en su confección. Pero actualmente, con la tardía creciente tendencia de la moda sostenible algunas propuestas se han apropiado de ese apellido, generando una conversación que viaja de la intención real al vacío.
¿Es posible que una gala donde el espectáculo es el protagonista deje un poso más allá de lo tendencioso?
Pasado y futuro en el tema de la Met Gala
Andrew Bolton es el comisario jefe del Instituto del Traje del Met y el encargado de elegir la materia para algunas de las muestras de su colección. Obviamente, no está solo. Un equipo de personas expertas acompaña a Bolton y se encarga de elegir la temática de la gala que abre la principal exposición, supervisada por Anna Wintour. Luego, la aprueba la dirección del museo.
Es indudable el trabajo de documentación histórica y conservación, y de preparación y comunicación de las exhibiciones. Sin embargo, muchas personas invitadas a la gala fracasan en llevar a la alfombra roja un look relacionado con el tema.
Ha habido exposiciones explorando el futuro de la moda y otras, como la de este 2022, indagan sobre el pasado. «In America: A Lexicon of Fashion» (la exposición de 2021 que asentó las bases) e «In America: An Anthology of Fashion» (la segunda parte, acabada de inaugurar) analizan el porqué de la moda actual en Estados Unidos a través de su historia.
La temática de la gala de este 2022 ha sido «Gilded Glamour«. Hace referencia a la época dorada del desarrollo industrial en el país y la migración europea, sobre todo entre el 1850 y el 1890. No ajena a ese boom, la industria de la moda cobró gran parte de protagonismo y estableció procesos productivos y tendencias que más tarde se implantaron en el resto del mundo.
Interpretando el tema de 2022: Gilded Glamour
Pese a ser un tema inspiracional, político y fácilmente recreable la mayoría de las celebridades se ha quedado en la superficie o, con suerte, ha aludido a su concepto estético. Quiero pensar que esto sucede por el momento histórico actual, en el que prima el entretenimiento como alivio del contexto geopolítico y social que vivimos.
Mark Twain y Charles Dudley escribieron en 1873 «The Gilded Age: A Tale of Today«, una novela satírica que habla sobre la codicia y el desenfreno político tras la Guerra Civil. En ella se hace referencia al brillo, al oro con el que se cubren las circunstancias y del que se alardea, encubriendo la realidad y cómo este es un despilfarro inadecuado.
Incluso preguntándole a algunos diseñadores se puede percibir esa interpretación aferrada a la superficie: “What does gilded glamour mean to me?” Jeremy Scott asks, musing on the creative origins of his designs for this year’s Met Gala red carpet. “Well, gilded glamour to me means gold!” (trad: “¿Qué significa el gilded glamour para mí?” –se pregunta Jeremy Scott, reflexionando sobre los orígenes creativos de sus diseños para la alfombra roja de este año. “¡Bueno, gilded glamour para mí significa oro!”)1.
A mí se me ocurre una reflexión: ¿es, entonces, la gala del Met en sí misma la mejor representación del concepto «Gilded Glamour«?
Hacer buena comunicación: lo que las capas de los vestidos esconden
La retransmisión de la alfombra roja se realiza en asociación con la revista Vogue, como cada año. Recordemos que Anna Wintour es la directora de Vogue USA y editora de contenido de Condé Nast. Por eso Vogue cubre todo el evento y en su web se pueden encontrar las fotografías de los looks de las personas invitadas, videoclips y artículos relacionados.
La revista elige a profesionales para realizar las conexiones en la red carpet, que preguntan a las personas invitadas por sus trajes, su inspiración y quién los ha confeccionado. Hay unos patrocinadores a los que reportar y mayoritariamente son las marcas y casas de moda las que pagan las invitaciones de las celebridades, así que es importante el retorno y que las personas famosas no se paseen sin decir de quién van vestidas.
¿Pero llega el porqué al público?
Año tras año se hace más patente que una buena parte de quienes pisan la alfombra roja ni se ha acercado al tema propuesto y sencillamente aparecen para mostrarse y formar parte del starsystem. Otro asunto es aquellas personas que utilizan las palabras en boga de la temporada sin fundamento, como sostenibilidad, para completar los adjetivos a sus propuestas.
«Gilded glamour» daba pie a hacerse preguntas sobre el sistema socioeconómico de la época y a difundir una narrativa estadounidense de la transformación. También a reparar históricamente años de abusos del sistema a minorías migrantes y a personas negras y nativas.
La elección del tema ha sido increíblemente bien traído para el momento actual de cambio, pero, a mi entender, la performación podía haber sido más profunda. Se ha comprendido solo la parte de esa pátina de la que hablaban Mark Twain y Charles Dudley en su libro: el oro, el brillo, la exhuberancia. Muy pocas invitadas han arañado la superficie para llegar a sus cimientos.
La divulgación no solo se hace en las salas del museo
La gala del Met no tiene una alfombra roja al uso: se trata de una colección de historia de la moda, se trata de participar con perspectivas explicativas interesantes. Sacar la historia de las salas del museo es uno de los objetivos de este evento, pero pocas lo comprenden. La educación en moda se hace divulgando sobre moda, como algunas invitadas han conseguido.
La actriz británica Cynthia Erivo ha hecho referencia con su look de algodón blanco a las mujeres esclavas que compraban su libertad durante el s. XVIII; con un turbante que la tignon law española les obligaba a colocarse para no llamar la atención y del que se apropiaron durante la Gilded Age. El también actor Riz Ahmed vistió con una chaqueta y pantalón azul oscuro, homenajeando a la fuerza obrera que erigió la economía y los edificios del país.
Sarah Jessica Parker se inspiró en Elizabeth Hobbs Keckley, la primera modista negra en la Casa Blanca, que compró su libertad como esclava y vistió a Mary Todd Lincoln, mujer del Presidente.
La actriz británica Emma Corrin vistió con un atuendo inspirado por Evander Berry Wall, The King of Dudes (el rey de los notas), un excéntrico aristócrata newyorkino que revolucionó la moda del 1880.
Quannah Chasinghorse, modelo y activista norteamericana, vistió con joyas co-diseñadas junto con la marca indígena Antelope Women Designs, para recordar que estadounidenses que se hicieron ricos con el ferrocarril (y cuyas familias son ricas en la actualidad) lo hicieron a costa de las vidas indígenas ocupando las tierras de los nativos americanos.
Hacerse las preguntas correctas fuera del museo
Si no fuera por las explicaciones en Vogue o en otros medios de comunicación que cubren la gala, ¿se entendería el tema solo siguiendo lo que se ve en la alfombra roja? Es una pregunta que la organización debería hacerse, sobre todo porque es una celebración que nace y desemboca en el museo. En uno de los museos más ricos y con más contenido global del mundo.
Y qué decir sobre la sostenibilidad… He leído la palabra upcycling para referirse a crear nuevos vestidos con tejidos de otros vestidos; es evidente el error de terminología, pues upcycling implica un cambio de valor del material, en todo caso es una reutilización (puedes leer mi glosario de moda sostenible aquí). También se ha hecho referencia a recuperar vestidos antiguos o de archivo; fantástica iniciativa, que no convierte ese vestido en sostenible per se. Por supuesto no entro a valorar el impacto negativo de utilizar una pieza de museo por propio capricho capitalista, como el vestido de Marilyn Monroe (sobre todo cuando está descontextualizado de época).
¿Tiene una responsabilidad el museo sobre sus invitadas a la gala del Met?
¿Se inician conversaciones complejas observando la exclusiva e inaccesible gala del Met? ¿O solo son un grupo de ricos sin responsabilidad, pagando publicity para inundar de contenido las redes y medios sociales por simple deleite estético?
¿Sirve la gala del Met para hacerse preguntas sobre el impacto social y económico de la industria actual de la moda? ¿Inspira al cambio de paradigma? O más bien, ¿perpetúa comportamientos dañinos y añade más capas doradas a una problemática sistémica cuya industria no quiere abordar?
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Coco Rodrigo
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