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En julio de 2020 la NASA lanzó un robot explorador acompañado de un dron camino a Marte. Ambos aterrizaron en el planeta entre gran expectación (suponemos que no solo de los terrícolas). Tras siete meses de viaje, el 18 de febrero de 2021, empezaron su trabajo de toma de imágenes, datos y muestras para enviar a la Tierra. ¿Y qué tienen que ver los textiles para llegar a Marte?

La misión, llamada Mars 2020, había empezado tiempo antes: llevar de manera exitosa un rover y un dron a un planeta requiere pruebas previas, planificación, estrategia y conocimiento. Veamos cómo se consigue posar un robot en Marte.

Aterrizar un rover en Marte

Sin duda, uno de los momentos más peligrosos es el aterrizaje. Es un instante crucial, en el que puede fallar cualquier cosa que no se haya tenido en cuenta, y en el que se depositan las esperanzas de todo el trabajo previo. Pese a haber aterrizado otros rovers como Pathfinder†, Opportunity†, Spirit† o Curiosity, siempre hay espacio para el error en la innovación, incluso se ha de estar preparado para ello.

El Perseverance es el nombre del explorador que está haciendo su trabajo en la superficie del planeta rojo desde 2021. Tras 7 minutos de silencio con la Tierra, se posó en Marte gracias, entre otros, al sistema de aterrizaje diseñado en el Jet Propulsion Laboratory, un sistema que dejó textiles en Marte.

«El Perseverance tenía que aterrizar bien… pero el mundo estaba mirando»

El paracaídas del Perseverance Rover

El JPL es un laboratorio de investigación fundado por la NASA y gestionado por Caltech. Conjuntamente trabajan con empresas innovadoras que aporten a sus proyectos. Para el sistema de aterrizaje del Perseverance en Marte contaron con la empresa Heathcoat Fabrics, de Devon (UK).

Tras años de investigación, Heathcoat Fabrics, desarrolló un tejido de nylon cosido a alta velocidad y procesado con una cobertura especial para poder abrirse rápidamente. El tejido fue sometido a numerosas pruebas en UK y se envió a USA, donde se creó el paracaídas y se testeó en el tunel de viento más grande del mundo.

En este caso, el paracaídas del Perseverance tenía que ser capaz de aguantar 16 veces la velocidad del sonido (unos 20,000km/h) y, por ello, cualquier añadido tenía que hacerse con cuidado. Sin embargo, también tenía que ser reconocible, ya que era lo primero que se vería del rover al aterrizar.

Había que crear un símbolo.

Dejando huella a través de los textiles en Marte

Ver el patrón de diseño del paracaídas del Perseverance ayudó a los científicos a comprobar su correcto despliegue. Y este hecho también se quedó en las retinas de las miles de personas que observaban el momento prácticamente en directo.

Desde el JPL, eligieron ocultar a la vista de todo el mundo un mensaje: «Dare Mighty Things» (Atrévete a cosas grandes), el lema de la institución; –originalmente un mensaje de T. Roosvelt dado en un discurso de 1899–. También añadieron la localización exacta del laboratorio en la Tierra: 34°11’58” N 118°10’31” W (que, por cierto, está cerca de Los Ángeles).

¿Y cómo hicieron todo esto? Ian Clark, ingeniero del JPL, utilizó el patrón de colores y el lenguaje binario. Por una parte, el paracaídas constaba de 80 tramos de tejido cosidos del centro al exterior, lo que creó 80 casillas. Por otra parte, se dividió en cuatro coronas circulares para crear espacios entre palabras, estos círculos concéntricos consiguieron 320 casillas. Finalmente, se colorearon estas casillas mediante código binario (para crear letras del alfabeto inglés, la A correspondería al número 1, y el 1 se consigue con el 0000001).

Las personas viendo el aterrizaje consiguieron descodificar el paracaídas del Perseverance en 6 horas, de hecho el mérito es de Maxence Abela, un seguidor francés. Así es como se aterriza un robot explorador en Marte, a través de la ciencia de los tejidos y creando engagement a la vez.

La conjunción ente impacto y emocionalidad hace que esas tres palabras, «Dare Mighty Things», generen un vínculo afectivo a varios niveles con la marca y la organización. Habla de las personas que hay detrás trabajando en un ambiente tecnológico y preciso. Y, por ello, es tan importante dotar de humanidad a los procesos, para que no olvidemos que los cohetes, los robots o los textiles en Marte los han puesto allí personas.

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Coco Rodrigo

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